Esta leyenda cuenta que “La Segua” era una joven hermosa, que perseguía a los hombres mujeriegos con el fin de castigarlos.
Cuentan que de repente aparecía en el camino pidiendo que el jinete la llevara en su caballo al pueblo más cercano y por su extrema belleza ningún hombre podía resistir.
En el transcurso del camino, si “La Segua” iba adelante volteaba la cabeza y si iba en parte de atrás hacía que el jinete volteara y automáticamente dejaba de ser hermosa para convertirse en un ser extremadamente espeluznante.
Su cara se veía como una calavera de un caballo, sus ojos echaban fuego y sus dientes se tornaban grandes. Se sujetaba fuertemente al jinete y el caballo al darse cuenta de lo que sucedía empezaba a correr a toda velocidad sin que nadie lo pudiera detener.
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