Mitos y Leyendas guatemaltecas

miércoles, 6 de abril de 2011

Una leyenda Urbana (Los Penitentes de la Recolección)


La Leyenda
Cuenta la leyenda que todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de encadenados. Todos los días a los doce de la noche, los vecinos del Barrio de La Recolección escuchan pasos de encadenados. Son penitentes fantasmas que quieren librarse de sus culpas. Cuando los han visto no solo van encadenados sino con capuchones antiguos. Algunos se flagelan. Son animas por las cuales las viejitas dicen hay que rezar. Verlos atemoriza pero también produce pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas acciones.
EL Mito
Se dice que sucedió unos días antes del terremoto de 1917, en el barrio de la Recolección. Los vecinos asustados comentaban que no era prudente salir, pues estos personajes eran almas en pena que buscaban llevarse a otro mortal con ellos. Pero Luis, un joven atrevido, no quiso quedarse con la duda y se quedó a esperar al cortejo la noche que sus abuelos comentaban sobre el tema. Eran las doce de la noche cuando salió a la ventana, vio pasar un centenar de personas cubiertas con ropas oscuras, cucurucho o capirote, y una vela encendida en la mano. Iban rezando, pero no se entendía lo que decían. De pronto uno de ellos se acercó a él y le entregó una candela. El muchacho la recibió asustado y sin moverse se quedó paralizado con la vela hasta que el cortejo se perdió en la noche.
A la mañana siguiente, encontró entre sus manos un fémur en lugar de la candela. Aterrado llamó a un amigo y le pidió consejo. Éste le recomendó que saliera otra vez en la noche y que devolviera el hueso al personaje que se lo dio. Así lo hizo, pero con tan mala suerte que cuando se acercó el cortejo, el misterioso personaje en lugar de recibirle la candela lo tomo del brazo y se lo llevó con ellos. Desde entones nadie volvió a saber de Luis. Otras versiones de barrios de esta historia, refieren que algunas personas se salvaron de los penitentes cuando acudieron la noche siguiente acompañados de un niño pequeño.
Estos son mitos que se dieron de boca en boca pero que con el tiempo se fueron difundiendo como leyenda propia de Guatemala.

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