Los orígenes
del Lago de Atitlán son de hace mucho tiempo cuando los cakchiqueles dieron
muerte a saetazos a Tolgom: se marcharon más allá del lugar de Qakbatzulú y
arrojaron a la laguna los pedazos de Tolgom. Desde entonces es famosa la punta
del cerro del lanzamiento de Tolgom. Enseguida dijeron: Vamos adentro de la
laguna. Pasaron ordenadamente y sintieron todos mucho miedo cuando se agitó la
superficie del agua.
De allá se dirigieron a los lugares llamados Panpatí y
Payán Chocol, practicando sus artes de hechicería. Allí encontraron nueve
zapotes en el lugar de Chitulul. A continuación comenzaron a cruzar el lago
todos los guerreros yendo por último Gagavitz y su hermana llamada Chetehauh.
Hicieron alto y construyeron sus casas en la punta llamada actualmente Qabouil
Abah. Enseguida se marchó Gagavitz; fue realmente terrible cuando lo vieron
arrojarse al agua y convertirse en la serpiente emplumada.
Al instante se obscurecieron las aguas, luego se levantó un viento norte y se formó un remolino en el agua que acabó de agitar la superficie del lago.
Al instante se obscurecieron las aguas, luego se levantó un viento norte y se formó un remolino en el agua que acabó de agitar la superficie del lago.
Los poblados mencionados han de haber estado en la
parte noroeste del lago, mientras que lo siguiente pudo haber sucedido cercano
al actual Santiago Atitlán: Allí deseaban quedarse las siete tribus,
querían ver la ruina del poder de los zutujiles. Cuando aquellos bajaron a la
orilla del agua y se detuvieron allí, les dijeron a los descendientes de los
Atziquinahay: Acaba de agitarse la superficie de nuestra laguna, nuestro mar
¡oh hermano nuestro! Que sea para ti la mitad del lago y para ti una parte de
sus frutos, los patos, los cangrejos, los pescados, les dijeron. Y después de
consultar entre sí, contestaron: Está bien, hermano. La mitad de la laguna es
tuya, tuya será la mitad de los frutos, los patos, cangrejos y pescados, la
mitad de las espadañas y las cañas verdes. Y así también juntará la gente todo
lo que mate entre las espadañas.
Así respondió el Atziquinahay. De esta manera fue
hecha la división del lago, según contaban nuestros abuelos. Y así fue también
como nuestros hermanos y parientes se quedaron con los zutujiles.
Pero nosotros no aceptamos la invitación para quedarnos. Nuestros primeros padres y abuelos, Gagavitz y Zactecauh se fueron y pasaron adelante entre las tinieblas de la noche.
Cuando hicieron todo esto no había brillado la aurora todavía, según contaban, pero poco después les alumbró. Luego llegaron al lugar de Pulchich, de donde partieron en grupos.
Pero nosotros no aceptamos la invitación para quedarnos. Nuestros primeros padres y abuelos, Gagavitz y Zactecauh se fueron y pasaron adelante entre las tinieblas de la noche.
Cuando hicieron todo esto no había brillado la aurora todavía, según contaban, pero poco después les alumbró. Luego llegaron al lugar de Pulchich, de donde partieron en grupos.
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