Apareció en mitad de la plaza del pueblo como quien planta un árbol y espera que de fruto al instante. Erguida hasta la arrogancia, saludable y en ademán de invitar a la cata del fruto prohibido. Dijeron que había llegado en barco sin que pudiera afirmarse que lo vieron arribar en playa o puerto alguno. Corrían los tiempos de la Inquisición y su temible brazo castigador conseguía vadear las aguas del Atlántico sin perder nada de su lava destructora, cuando la mujer más hermosa a la que accediera mirada humana se presentó bajo el nombre de Tatuana.
Mitos y Leyendas guatemaltecas
miércoles, 16 de mayo de 2012
La Tatuana
Apareció en mitad de la plaza del pueblo como quien planta un árbol y espera que de fruto al instante. Erguida hasta la arrogancia, saludable y en ademán de invitar a la cata del fruto prohibido. Dijeron que había llegado en barco sin que pudiera afirmarse que lo vieron arribar en playa o puerto alguno. Corrían los tiempos de la Inquisición y su temible brazo castigador conseguía vadear las aguas del Atlántico sin perder nada de su lava destructora, cuando la mujer más hermosa a la que accediera mirada humana se presentó bajo el nombre de Tatuana.
Por la mañana vinieron a buscarla para
conducirla hasta la pira. En uno de los muros, con trazo firme y algo infantil,
se veía navegando y alejándose un velero como el que decían que la había traído
alas costas de América, el catre aún caliente y la celda vacía.
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